Lo que no se conoce de
Marilyn Monroe.


Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico, que gozada, era lo mejor del mundo.  Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, chutes,  porros, hachís, rallas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas,  tripis, ácidos,éxtasis. Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la nocilla y los batidos de plátano. Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del Milenium. Mejor que los andares de Ally Mcbeal, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y el lunar de Cindy Crawford. Mejor que el pequeño paso de Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, las malas experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson, mejor que los excesos de Morrinson. Mejor que la libertad, mejor que la vida.
Cada película que vemos, cada historia que nos cuentan, nos piden que creamos en ellas: El giro al final de la historia, la declaración de amor inesperada, la excepción a la regla. Pero a veces estamos tan obsesionadas por encontrar nuestro final feliz, que nos olvidamos de leer las señales. Las que diferencian a los que nos quieren de los que no, a los que se quedarán de los que se irán. Y es posible que ese final feliz no incluya al hombre ideal. Puede que seas tu, recomponiendote y volviendo a empezar, liberándote para algo mejor que puede haber en tu futuro. Puede que el final feliz sea simplemente pasar pagina.
Porque cuando tenemos la felicidad frente a los ojos, no sabemos verla. Siempre pensamos en lo que nos estamos perdiendo, deseando cosas que no tenemos, cosas de otros; y en realidad todo lo que necesitamos para ser felices está ahí, mordiéndonos la mano.
En cuanto a mí, sigo creyendo en el paraíso. Sin embargo ahora sé que no se trata de ningún lugar concreto. Lo importante no es a dónde vas, sino cómo te sientes en el momento en que llegas a formar parte de algo, o algo llega a formar parte de ti. Y si encuentras ese momento, será para siempre. Pero déjame que te cuente un secreto:
Los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final. Cada momento que vivimos es más intenso y cada sensación que nuestro cuerpo percibe podría ser la ultima.
- " En cuanto a los hombres.. bueno, ellos vienen y van. Y querida.. odio decirlo, pero la mayoría de ellos, en realidad, todos ellos.. te romperán el corazón; pero no puedes rendirte porque si te rindes.. nunca encontrarás a tu alma gemela. Nunca encontrarás a esa mitad que te completa." -
(Marilyn Monroe)
Que me duele, me duele el alma, y lo lloro a diario. Y usted me pregunta que si valió la pena?.. Sí, la valió y mucho.
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